CÓMO DETECTAR UN EMBRAGUE GASTADO

El embrague es uno de los elementos más misteriosos del coche. Nunca se sabe cuanto va a durar. No es tan sencillo como tener en cuenta cierto número de kilómetros, algo que sí puede ocurrir con los neumáticos o el aceite. Su vida útil depende de varios factores, como la forma que tengas de conducir o el uso que le des. Para que vayas sabiendo a que puedes atenerte, te traemos unas pistas que te pueden ayudar a detectar un embrague desgastado.

El embrague patina

El embrague se encarga de transmitir la potencia del motor hasta las ruedas. Está formado por dos discos que se acoplan tras el cambio de marcha para comenzar a girar al unísono. Si estos discos están desgastados, el embrague patinará

Una forma de saber si este es nuestro caso es circulando con una marcha larga y las revoluciones bajas para pasar a acelerar fuerte de repente. Si el embrague no patina la velocidad subirá en consonancia con las revoluciones. En caso de tener un embrague gastado, las revoluciones aumentarán más rápido que la velocidad.

Para terminar de comprobar esto, existe un experimento del cual no es recomendable abusar. Con el coche parado hay que meter una marcha larga, como la tercera, y soltar embrague de forma gradual hasta que el coche se cale. Si no lo hace o tarda mucho en calarse, estamos ante un embrague gastado. Esta prueba debe hacerse bajo nuestra responsabilidad, ya que puede resultar demasiado dura para el coche.

También puede que el embrague patine debido a un exceso de aceite en el disco. En este caso convendrá diagnosticar de dónde procede.

Embrague quemado

El material del disco de embrague puede carbonizarse si se fuerza y recibe un sobrecalentamiento. Se le conoce como quemar embrague y su olor suele ser característico. La única solución para un embrague carbonizado es cambiarlo.

Cambios en el pedal del embrague

Si el pedal del embrague está demasiado duro puede suponer que tenemos un embrague gastado. En este caso cabe comprobar que no se trata del cable de accionamiento.

Si notamos que el pedal tiene menos recorrido que de costumbre, también podemos estar ante un embrague gastado.

Cuando el embrague se desgasta del todo, sencillamente deja de funcionar. No obstante, si se continúa forzando puede producir una avería, rompiendo también el volante del motor.

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